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Eusebio Cortés Cherto, industrial y hombre de negocios, se propuso producir automóviles, no escatimando esfuerzos tras constituir en junio de 1945
Automóviles Eucort S.A., montando una verdadera fábrica y no unos simples talleres de ensamblaje.
En la oficina técnica trabajó un ingeniero alemán procedente de Auto Unión, junto al que se diseñó un automóvil sencillo pero muy bien resuelto en su apartado
mecánico, con una carrocería de inspiración americana al gusto de la época y un motor bicilíndrico a ciclo dos tiempos y 764 cc (21 CV), inspirado en el D.K.W.
La presentación fue en la Feria de Muestras de Barcelona de 1946, en la que ya se aceptaban pedidos que fueron atendidos a finales de año para Cataluña
y principios de 1947 para el resto de España.
Al inicial turismo de cuatro puertas pronto le acompañaron las versiones Rural (una furgoneta tipo rubia con carrocería en madera) y Camioneta con caja de
carga (500 kg) y toldo de lona (la que nos trae Rafa), existiendo algún ejemplar con carrocería de furgón totalmente cerrado.
En 1948 las líneas se modernizan en la parte delantera, en faros y parrilla.
Este mismo año se efectúan las pruebas de un nuevo tipo de suspensión y del motor tricilíndrico, 1.034 cc y 32 CV.
Tan sólo el propulsor pasó fabricarse en serie, comenzando en 1949 con una evolución de las carrocerías anteriores, incluídos un familiar siete plazas y una
normanda (rubia descubierta) de escaso éxito.
La nueva gama denominada “Victoria” contaba con versiones de turismo, familiar y rubia.
Las gamas de dos y tres cilindros coexistieron en el catálogo.
En 1950 se conoció el último modelo fabricado en serie, evolución del turismo básico pero con rasgos americanizados en sus aletas posteriores y frontal,
con una toma de aire en forma de turbina que estaba en consonancia con la denominación de “Victoria Avión”.
Ese año se presentó un estudio de monovolúmen destinado al servicio de taxi, que el declive iniciado por la empresa le impidió llevar a la serie.
La variedad de carrocerías fue muy amplia, teniendo personalmente contabilizadas 17 versiones entre las que se incluyen un cabriolet exclusivo firmado
por el carrocero Capella y dos tipos distintos (dos o tres cilindros) de torpedos de competición en aluminio, ya que también se ilustró en pruebas deportivas.
Los Eucort satisfacían necesidades de todo tipo y su calidad estaba a la altura de otras marcas del momento, ya que las críticas recibidas también eran habituales
en otras firmas y productos, debido a los problemas con el abastecimiento de materias primas y componentes accesorios de la industria auxiliar.
Su producción total se sitúa entre 1.500 y 1.700 unidades, lejos de las anunciadas 100 ó 150 unidades por día que se estimaba en el proyecto.
Problemas financieros dieron al traste con una fábrica que en sus mejores días llegó a contar con un millar de operarios y que en 1953 cerró definitivamente sus
puertas, sin nadie que ayudara a reflotar una industria tan escasa y necesaria.
El edificio de Eucort todavía puede verse (creo) en el 124 de la calle Nápoles de la Ciudad Condal.
En el nº 59 (diciembre 1992) de la revista “Motor Clásico”, Pablo Gimeno Valledor escribió un magnífico
artículo sobre esta marca, con fotos del archivo Pérez Arias.
Un saludo a todos,
Miguel
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