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Es apasionante el saber cada día más, de aquellas marcas que existieron en la historia de la automoción española.
No por su tamaño o por efímeras, resultan menos apasionantes.
L.A.I. (Lerma Autobastidores Industriales S.A.), es una de ellas y una de las más desconocidas.
Intentaré aportar algún nuevo dato a lo dicho hasta ahora.
La sociedad se constituyó el 22 de enero de 1963, por Juan Lerma León, Enrique Lerma León, Pablo Fernández Pérez y Ricardo Esteban Royo.
Los tres primeros vecinos de Madrid y el último de Zaragoza.
Para apoyar algunas afirmaciones, veremos las inscripciones en el registro de sociedades.
El capital social asciende a 20 millones de pesetas, emitiéndose 20.000 acciones, suscritas de la siguiente forma:
Juan Lerma León (14.000), Enrique Lerma León, Pablo Fernández Pérez y Ricardo Esteban Royo (2.000 cada uno de ellos)
En el acto fundacional, se desembolsa el 50% del capital.
El primero de los citados es nombrado Presidente – Director General, y los tres restantes Consejeros – Directores Gerentes.
El objeto de la sociedad (muy amplio), es el siguiente:
La sociedad (según el documento), “…
tendrá su domicilio provisionalmente en Madrid, en la Avenida de José Antonio nº 15, pudiendo previo acuerdo del
Consejo de Administración, establecer sucursales, factorías y dependencias en cualquier otra población de España o del extranjero, si la importancia del
negocio lo requiere o se estima conveniente para la buena marcha social”.
Nota: El domicilio “provisional”, era el domicilio de Juan Lerma León.
En 1965, se suscribe un préstamo por valor de 30 millones de pesetas.
En 1969, se tramita expediente de suspensión de pagos.
En 1970 se dicta auto, aprobando el convenio presentado el 11-07-1970.
Se crea una comisión gestora:
En la Junta General de 1973, se comunica la renuncia de Ricardo Esteban Royo.
En 1976, se acuerda facultar al Presidente para la venta de terrenos, fábrica, instalaciones y maquinaria, existentes en Zaragoza, (sic) “…
para enajenar la
totalidad del activo social por el precio y condiciones que estime más convenientes a los intereses sociales”.
Esta es pues, la vida social de L.A.I., quizás la que menos interés tiene para el aficionado.
Pero quizás conociéndola, resulte más comprensible su historia industrial.
Un saludo,
Miguel
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