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COLABORADOR |
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Registrado: Sab Mar 26, 2005 1:04 am Mensajes: 2378 Ubicación: Muy cerca de los cacharros gracias a este forazo
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Lectura para el fin de semana, espero que lo gocéis.
PD: No sabía dónde podría encajar...
"El Darro desciende de Sierra Nevada hasta los pies de la Alhambra. A las seis de la mañana, el día primero de agosto, abandonábamos Granada. El sol luchaba entre los altos picachos. La carretera remonta el curso del río, entre frondosa arboleda, durante varios kilómetros, para adentrarse e irrumpir en pronunciada pendiente a la conquista de la altitud. Caminamos hacia el Veleta. Hasta allí nos llevará la carretera. A 3.470 metros de altura, justamente donde parece que se acaba la tierra y se toca con la mano el cielo. Esta es la carretera más alta de Europa. Frente al Veleta, el Mulhacén, que con sus 3.481 metros es el pico más alto de España y el segundo de Europa, detrás del Montblanch suizo. Al Mulhacén no es posible subir con vehículo alguno.
La carretera que desde Granada corona y termina en el Veleta es la más alta de Europa. Su longitud, 50 kilómetros. Los primeros están perfectamente trazados y asfaltados, aunque es un constante laberinto de curvas en pendiente pronunciada. Al final del tramo hay una gran explanada, y allí, el albergue de la Universidad de Granada. En los 14 kilómetros restantes, más que una carretera, parece un camino o sendero de cabras, sin vegetación. La tierra, calcinada, como obra de un lejano cataclismo. La pizarra se desmorona. Tres vehículos subían en caravana. Abría la marcha el Simca 1.000, seguido del Barreiros-Dodge Dart, y, en último lugar, un camión Super Azor, con lastre de 10.000 kilos de peso en planchas de acero. Los vehículos salieron sin preparación especial para esta difícil prueba. Al mal estado de la carretera hay que añadir la presión a más de los tres mil metros de altura. El Dodge Dart acababa de salir de la cadena de montaje el día anterior. El camión, aquella misma mañana. Desde la cadena le colocaron el lastre y salió hacia Sierra Nevada.
Sin dificultad alguna, llegamos al albergue universitario. El camión tuvo que salvar gran número de curvas, cerradas y estrechas. Cinco kilómetros mas adelante, nos vimos obligados a detener la marcha. Si la carretera, de pizarra machacada y movediza, hacía imposible el acceso para vehículos de dimensiones y peso como el Super Azor, ahora era preciso cruzar unas estrechas gargantas, también en curva.
Alpinistas y excursionistas nos miraban con cierto asombro.
—Con el camión no pueden pasar de aquí.
Hay una especie de aparcamiento. Sale otra pequeña carretera hacia unas lagunas. Allí hay varios vehículos; un autobús de unas 25 plazas. Su conductor nos dice:
—El camión tendrán que dejarlo aquí; más arriba, no sube. Vayan ustedes con los turismos.
Bajaba un «jeep» de la Guardia Civil. Nos preguntaron qué pensábamos hacer. Un gesto un tanto escéptico, y se marcharon. Pensarían que estábamos locos, y así lo debieron manifestar porque hora y media más tarde llegó el sargento primero del destacamento de la Guardia Civil de Tráfico de Granada, acompañado de un número. Entonces ya llevábamos largo rato en la meta deseada.
Con el Dodge y el Simca, llegamos a coronar el Veleta. Las ruedas delanteras, salvados muy difíciles obstáculos, estaban a un metro de la gran vertiente que. en corte vertical, separa el Veleta de las estribaciones del Mulhacén. Tito Mundt, periodista chileno, que nos acompañaba, subió al vértice, a la máxima altura, y exclamó:
—i Maravilloso, precioso! España es, de verdad, sorprendente y diferente. Increíble lo que acabamos de hacer con estos tres autos.
Descendimos de nuevo hasta el aparcamiento, donde quedó el camión. Era imposible la escalada, pues en la cima apenas si se podía maniobrar con los turismos. Las curvas son cada vez más cerradas y estrechas. En el firme movedizo corría el peligro de que el camión, con unos 18.000 kilos de peso total, patinara.
—Por lo menos —manifesté—, hay que intentar subir estos kilómetros que nos separan de la señal que indica 3.050 metros de altitud.
—Es imposible pasar de aquí —dijo un conductor.
—No podremos hacer maniobra para volver —señaló otro.
El tercero veía mayor dificultad en cruzar la primera trinchera de la carretera.
—Contra lo imposible, no podemos hacer nada —les dije—, pero hay que agotar todas las posibilidades. Vamos a medir la longitud del camión.
Fue preciso retirar unas rocas de considerable tamaño para abrir paso en el angosto desfiladero. Gracias al espíritu colaborador y entusiasta de los conductores, el Super Azor estaba más tarde en una mayor altitud.
Llegó la Guardia Civil. Les parecía increíble, y nos dijeron que era el primer camión que había subido. Iniciamos el regreso. Eran las cinco y media de la tarde cuando parábamos a comer en el albergue. Fatigados, sin nada que llevar a la boca, ni para refrescar. Polvo, sed, aire seco y punzante, fue lo único que la Sierra nos ofreció. Ahora, sí, la satisfacción de conseguir nuestro objetivo. La potencia y seguridad del camión quedó bien demostrada. La Guardia Civil lo puede atestiguar. El Simca subió fácilmente a 70 el tramo de carretera asfaltado, pese a su gran pendiente y excesivas curvas. El Barreiros-Dodge Dart hizo la escalada en directa. Una dura prueba de la que han salido triunfantes los vehículos Barreiros, y en la que el Super Azor ha establecido un récord.
El lunes por la mañana llegábamos a Madrid. Tres vehículos Barreiros habían escalado la carretera más alta de Europa."
_________________ Saludos
pax
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