Bueno, pues aquí estoy de vacaciones por la tierra. Vacaciones que se me acaban de truncar esta mismísima tarde.
Os escribo para comunicaros que nuestro camión de la familia, tras casi treinta y nueve años en el negocio familiar, dándonos de comer, repartiendo butano en sus primeros días, y luego y casi desde siempre, bebidas gaseosas y refrescos, ganándose así la vida, para poder ir mis hermanos y yo al cole, comer, vestirnos, tener un hogar digno... en fin...
ACABA DE FALLECER.
Después de todo lo que hizo por todos nosotros, nada pude hacer por él. Ni siquiera fui capaz de convencer al cabezota de mi padre de que le hiciera un hueco en el garaje y así desacelerar su deterioro, y luego, ya se vería qué hacer… Tampoco pude, ni tuve posibilidades, ni sitio, ni solvencia económica, para hacerme con él, cosa que también barajé. En fin… espero que allá en la chatarrería le den algún tipo de morfina o inyección antes de dejarle caer la bola encima...
Tengo los ojos rojos, conteniéndome para no romper a llorar. Se lo acaban de llevar esta misma tarde a una planta de reciclaje (supongo que a una chatarrería, donde lo harán alpacas de metal). Intenté en el último momento, arrancarle la M de Motir Ibérica para quedármela de recuerdo, pero rompió y me corté un dedo. No obstante, guardo su manual de instrucciones y su radio Telefunken de la época que aún funciona, como recuerdo.
En fin... otro que se nos va...
Ebro E60-2P (04-12-1974 – Porriño, †12-07-2013)