Ya sabemos que Irizar es el carrocero más internacional de la Península Ibérica y que su historia es de las más extensas y dilatadas del sector. A finales del siglo XIX, José Francisco Irizar se dedicaba a reparar ruedas de carro y atendía a muchos de sus clientes "a domicilio"; cuando su edad ya no se lo permitió, instaló un taller en el caserío de su propiedad, donde también construían carros y diligencias. Dos de los hijos de José Francisco, José Lorenzo y Cecilio, continuaron el quehacer de su padre y, en 1928, un vecino de la zona, Juan Apaolaza, que había adquirido un chasis Renault en Francia, les encarga carrozarlo... comenzaba la andadura de Irizar como carrocero de autocares. Poca documentación había sobre este primer vehículo, sobre todo gráfica, hasta que la propia familia Apaolaza consiguió una fotografía de la época, después de muchos años de búsqueda e investigación. Las fotografías están extraídas de las páginas web que se citan, la de la propia Irizar y la de la Universidad de Navarra.
