.
Hola a tod@s:
Ya veis que estoy lejos de mi “ordenata” y ello me impide seguir el día a día del foro, pero no por ello pierdo el tiempo,
ni mucho menos.
El miércoles fue para mi (y para mi familia por extensión), un día inolvidable.
Planeado con esmero, como no podía ser de otra forma, se materializó el encuentro maño-cartagenero de VÍA64.
Decir que Isidoro (y su “santa”, Lola), fueron unos perfectos anfitriones, sería decir muy poco. Hay vivencias, emociones
y sentimientos, que no pueden expresarse con palabras.
Desde el primer abrazo, como si de un reencuentro desde la última vez se tratara, hasta una sentida despedida, la
jornada estuvo sembrada de maravillosos detalles, entre los que hubo algunos que, permitidme, no tienen repercusión
en este foro, pero si a nivel personal.
Recrear junto a un buen amigo esos rincones de “La Peñica” que antes había visto en foto o postal, o los que recordaba
de mis últimas visitas a esas tierras (¿cómo no te conocí antes?) supuso la confirmación de que lo humano, lo personal,
la sintonía, está por encima del “botón derecho guardar”, de la “rana loca” subiendo imágenes, o de profundos debates.
El Taibilla, las postales, el sumergible de Peral, el asiático, todo era igual y a la par distinto que en la pantalla del PC.
Aunque parezca mentira, hablamos muy poco de los “viejos hierros”, pero si de las “buenas personas” que forman VÍA64.
Yo también dormí a pierna(s) suelta(s), las emociones vividas me hicieron recorrer los 150 kilómetros entre Cartagena
y Vélez-Rubio sin sentirlo y, una vez en destino, saborear poco a poco lo acontecido.
Cartagena ya es (para nosotros) igual a Isidoro y Lola, un lugar que podría estar en cualquier otra parte, para seguir
siendo especial.
Ayer, mientras por cierto hablaba con Isidoro por teléfono, un corte de luz me dejó sin poder enviar (ni tan siquiera
guardar) este mensaje.
Hoy al reescribirlo (se me antoja que de distinta forma, pero no contenido…), sólo puedo tener palabras de gratitud,
hacia esta pareja encantadora, hacia este foro que une a las personas (¡Gracias Juan Manuel!), y hacia todos los que
compartimos nuestra afición y nuestros momentos de ocio, sin esperar nada a cambio. Ya lo dice Michael, “VÍA64,
LA VÍA DE LA AMISTAD”.
Un abrazo y disculpad por el monólogo,
Miguel
.
|